Asociación Cultural Bell Stare

 

para que engordara yo.
Las bellotas me comí
y el panizo ya empecé,
y como es tan nutritivo,
señores yo me engordé.
Lleguemos a San Antón
me cayó la desventura,
pues en la casa intentaron
hacerme la sepultura.
La vispera de mi muerte
me dejaron sin cenar,
que equivale la cuchilla
que te van a ajusticiar.
Dieron golpes en la puerta,
luego bajaron a abrir,
y era que había llegado
el cruel del matachín;
detrás entraba otro
con un grande bación,
lo metieron boca abajo
para ocultar la traición.
El cuchillo que llevaba
el cruel del matachín
me lo clavó por el cuello
y entonces pobre de mí.
En aquel terrible trance
me temblaba el corazón
y de los esfuerzos que hice
me cagué en el bación.
Mi sangre la recogía
una mujer mondonguera
con un brazo remangado
en una grande cazuela;
así que ya no tenía
se la subió a la cocina

para preparar las pastas,
longanizas y morcillas;
agua caliente pedía
el cruel del matachín,
la bajaban a pucheros
y la echaban sobre mí,
y empezaron a pelarme
como lobos carniceros,
mis pelos recogían
pa coser los zapateros.
Estuve ya pelado,
me agarraron a un ramal,
me suspendieron al alto
y me abrieron en canal;
dos o tres horas estuve
en la misma posición,
a la afrenta de t'ol mundo
como si fuera un ladrón.
En que estuve arreglado
me echaron sobre un tablero, me destrozaron a cuartos, me subieron al granero. De mis pies a mi cabezatodo mi cuerpo salaron,mis témpanos y pernilespor los techos los colgaron. Aquel fue un día de gozo para toda la familia,pues todo el día estuvieroncon la sartén prevenida. Me frieron las costillas y todo el lomo también para ponerlos conserva.